sábado, 19 de julio de 2008

El superávit que no nos llega

Mucho hablan de la distribución de Riquezas, pero yo me pregunto…

Donde distribuyeron lo que venían ganado con las anteriores Retenciones?

Como hacen los países que no tienen tierras Fértiles o mejor dicho un Boom Agropecuario para Recaudar?
Esos países no tienen escuelas, Hospitales, etc. Etc...?



Al interior sólo va el 30% de la recaudación nacional

La Argentina es un país de contrastes cada vez más profundos en materia fiscal: mientras que el superávit de la Nación rebosa gracias a las retenciones, las provincias –principales aportantes de esos recursos – cerrarían el año con un déficit financiero de 700 millones de pesos. La desigualdad se explica por la forma en que se distribuye el dinero de la recaudación: al finalizar 2008 la Nación habrá acaparado casi el 70 por ciento del total de la torta, mientras que a las provincias les habrá destinado el 30 por ciento restante. Estas proyecciones, que se elaboraron sobre datos oficiales del Ministerio de Economía, también advierten sobre un aumento del stock de deuda de las provincias, que al finalizar este año alcanzará la friolera de 90.000 millones de pesos. ¿Cuál es el principal acreedor? El Estado nacional.

Si por el lado de los ingresos las provincias aparecen perjudicadas, también lo son por las obras públicas. En efecto, aportan casi 40.000 millones de pesos en concepto de retenciones al Tesoro y reciben 9917 millones para las obras públicas más elementales: viviendas, hospitales, construcción y mejoramiento de caminos y puertos. Este monto equivale a sólo el 25,2 por ciento de lo que las provincias aportan en retenciones, sintetizó en un informe que difundió la semana pasada la consultora Economía y Regiones.

Esta situación de creciente vulnerabilidad económica y fiscal de las provincias guarda una raíz eminentemente política: el Gobierno se aprovecha de este modelo desigual de distribución de los recursos para mantener atados de pies y de manos a los gobernadores, a los propios y a los opositores. Las provincias, con sus arcas cada vez más exhaustas, no tienen otro remedio que hincarse ante la abultada billetera de la Nación mientras ningún gobernador le haga frente al Gobierno.

La crisis entre el campo y la Casa Rosada desnudó como nunca antes estas desigualdades entre la Nación y las provincias. Este modelo de distribución, clave para el kirchnerismo para disciplinar a gobernadores, intendentes y legisladores y, fundamentalmente, para ganar elecciones, comenzó a ser cuestionado por vastos sectores de la sociedad. Sin embargo, el Congreso, el único facultado para revisar los impuestos y su distribución, es llevado de la nariz por la mayoría oficialista, que evita toda discusión seria del asunto por orden de la Casa Rosada.

Así las cosas, hablar de una nueva ley de coparticipación federal parece ciencia ficción y plantear un nuevo modelo de distribución de la recaudación suena a herejía en los oídos kirchneristas.


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