domingo, 31 de agosto de 2008

La delgada línea roja de la economía argentina

Los rumores sobre la inestabilidad económica que está viviendo la Argentina se incrementan día a día en el mundo financiero, sin que el gobierno pueda pararlos. Por qué el mundo cree que nuestro país está al borde del default y las medidas que toma el gobierno nacional para frenar las versiones sobre un futuro catastrófico para la economía argentina

La etapa de desaceleración económica que vive nuestro país en la actualidad, ha llevado a que en el mundo empiecen a correr todo tipo de rumores sobre el riesgo que sufre la Argentina de entrar en un default en el futuro cercano. Ante esta situación, el gobierno nacional ha querido calmar a los mercados con una serie de medidas dispuestas a demostrar la fortaleza y la confiabilidad en nuestra economía, que hasta el momento no han dado resultado, ya que los pronósticos desalentadores que vienen del exterior, ponen los pelos de punta a muchos funcionarios de la Rosada.

Las noticias que han venido del mercado financiero internacional no son justamente reconfortantes para las autoridades económicas, que tratan por todos los medios de evitar que esta sensación de siga propagando por el mundo. Esta semana el Central de España puso a nuestro país dentro de la categoría de países de alto riesgo, lo que despertó la ira de la presidenta Cristina Fernández, quien desde un atril fustigó en duros términos a la institución española, poniendo en serio peligro las relaciones con el gobierno ibérico, uno de los pocos que siempre ha defendido al matrimonio presidencial, y que se vio desairado por las críticas de la Jefa de Estado.

Pero no fue España el primero en poner la calificación de alto riesgo a la Argentina , sino que fue el principal aliado del kirchnerismo en la región, el mandatario de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, cuando le ofreció un crédito a la Argentina en momentos en que nadie se lo daba, pero con la desorbitante tasa de interés del 15 por ciento, cuando otros países como Brasil, Perú, Chile o Uruguay, reciben préstamos a un 5 ó 6 por ciento. Esto hizo que se empezara a mirar con recelo a la Argentina , ya que si su principal aliado ponía en duda la economía de nuestro país, quería decir que algo serio pasaba y de ahí la creciente ola de rumores que empezó a correr por los mercados del mundo.

A esto se le sumó la baja en la nota de la deuda argentina que le pusieron a nuestro país las calificadoras Standard & Poor´s y Moody´s, por lo que la Argentina ha quedado peor que países de la región como Perú, y al nivel de los países más pobres del continente, como lo son Jamaica o Paraguay. Esta baja en las calificaciones se dio principalmente por el alza que tiene la inflación en nuestro país y por las grandes presiones fiscales y financieras, sumados a una baja probabilidad de que el Gobierno aplique medidas correctivas para frenar la pérdida de calidad crediticia.

En las últimas horas han llegado más malas noticias para el gobierno nacional desde la cuna del mercado financiero internacional, como lo es Wall Street, donde se comenzaron a alzar las voces contra la política económica nacional que alertan sobre la posibilidad de que se caiga en un default selectivo el próximo año, que ponga en riesgo el pago que la Argentina debe realizar sobre los intereses de la deuda.

En el exterior tampoco creen en las excusas que el gobierno ha dado sobre la desaceleración económica que ha sufrido la Argentina en los últimos meses se debe sobre todo al conflicto desatado con el sector agropecuario, cuando en realidad los desgastes del modelo se venían dando desde antes de la crisis rural y se debió en gran medida por desatender los consejos de los organismos internacionales que le advertían al oficialismo que la economía si seguía en ese rumbo y no se pegaba un fuerte cambio de rumbo, iba a un callejón sin salida, cosa que finalmente está sucediendo.

Además, están las declaraciones vertidas desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), de que la Argentina no podrá pagar sus obligaciones con los organismos internacionales de crédito previstos para el año 2009, con lo cual aseguraron que el país “se enfila hacia un iceberg”. En el informe del FMI que tanto malestar cayó en el seno del gobierno nacional, se indica que el superávit fiscal de la nuestro país ya da evidentes muestras de cansancio; que los mercados financieros se cerraron totalmente para la economía nacional; que la inflación es cada vez mayor, más allá de los números que se dibujen desde el INDEC; y que los precios de las commodities se paralizaron y se encuentran desde hace varios semanas en el mismo sitio.

Toda esta situación que tan bien se ve y analiza desde el exterior, y que el gobierno kirchnerista se encarga de desmentir denodadamente, ha llevado a que el ministro de Economía, Carlos Fernández, salga del ostracismo en que encontraba sumergido desde el inicio de su gestión, y saliera a anunciar distintas medidas tendientes a recuperar la confianza de los mercados internacionales, que le vienen dando la espalda constantemente al gobierno nacional.

En el día de ayer, el gobierno anunció que se seguiría con su política de recompra de bonos de deuda por 150 millones de pesos, en un intento desesperado por calmar el mal humor de los mercados. Pero además también se decidió tratar de acabar con el descontento de la clase media hacia el Ejecutivo, con medidas tendientes a enriquecer los bolsillos de los asalariados ante la inflación. Por eso se llevó adelante rebajar el impuesto a la renta que pagan los salarios medios, medida que beneficia directamente a más de 500.000 trabajadores en relación de dependencia.

Otra de las medidas que se tomaron es seguir interviniendo para mantener la estabilidad del peso frente al dólar estadounidense, para seguir este tipo de cambio que fue el que permitió que la Argentina creciera durante 5 años consecutivos a un ritmo del 8 ú 9 por ciento, con el cual se busca darle continuidad al actual "modelo de crecimiento económico con equidad social" y que "se mantendrán los superávit fiscal y comercial para mantener la solidez de la política económica".

El gobierno de esta manera quiere volver a instaurar en el mundo la confianza en la República Argentina, para que retornen los capitales que huyen despavoridos de nuestro país al ver la situación en la que se encuentra inmersa. Por eso, desde el ministro de Economía, Carlos Fernández, hasta el Jefe de Gabinete, Sergio Massa, o el presidente del banco Central, Martín Redrado, han salido en los últimos días a manifestar públicamente que el país cumplirá con osus bligaciones financieras y a rechazar en forma terminante que haya riesgo de un nuevo default, al destacar la solidez fiscal y el nivel de reservas en poder del Banco Central. Estos datos hasta ahora no son tenidos en cuenta por el sector financiero, debido a la falta de planificación económica financiera por parte del Ejecutivo argentino.

Todo esto se vio reflejado, por ejemplo, en la mala señal que se llevó el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos,Tom Shannon, cuando el Jefe de Gabinete le dijo que no iban a mejorarle la oferta que ya se ha hecho a los bonistas estadounidenses. Los empresarios norteamericanos, a su vez, están preocupados, porque los intentos de Massa por insumir confianza, son vetados por el ex presidente Néstor Kirchner, que es quien realmente controla la economía en la Argentina.

Como puede apreciarse, una situación más que compleja la que tiene la imagen de nuestro país ante el sector financiero internacional, que no confía en la solidez económica argentina y recomiendan no invertir en nuestro país a largo plazo. Ante este panorama, va a ser un jeroglífico para el gobierno nacional el sistema de relaciones con el resto del mundo, ya que sin el apoyo de España en la Unión Europea, con Estados Unidos con una visión negativa sobre la situación ecónomica argentina, sin la apertura de negociaciones con el Club de París (que era lo que se exigía mínimamente), financieramente los días venideros van a ser más que complicados para la administración kirchnerista.

Situación más que complicada la que pasa nuestro país en materia económica, y si realmente son valederos los trascendidos de un pedido al Congreso de ampliación del presupuesto nacional en 36.000 millones de pesos para cerrar lo que queda del ejercicio financiero del 2008, la luz al final del túnel va a estar cada vez más lejos.

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